lunes, 2 de noviembre de 2009

La Puesta de Sol


La Puesta de Sol


Capítulo I
Hacía no se ya cuánto tiempo que mis ojos no se atrevían a ver el mar. Los amargos recuerdos grabados en mi memoria me impedían hacerlo.
Había pasado mucho tiempo desde que lo conocí, a primera vista me impresiono por su espontánea simpatía, pero después de que lo fui conociendo poco a poco me agradó por su don de gente, si tuviera que hacer una comparación entre Marcos y algo; para mi no habría ni un solo objeto con que poder hacer esa comparación.
No puedo decir que llego a ser lo más grande, pero dejo una huella muy profunda en mi persona.
Sus facciones eran caucásicas y sencillas y su carácter algo increíble. Como dije, sentí que la perfección estaba de mi lado y la quise aprovechar...............Aquellas puestas de Sol eran únicas en su género pues reflejaban la belleza del mar y su apatía.
Largas y grandes noches me encontraba en la borda del Yate admirando el reflejo de la luna, con el cual se podía ver perfectamente a los peces ir de un lado a otro, siendo libres en su gran mundo de agua y pureza.
De pronto, aquella tarde que era excepcionalmente bella, sentí ese deseo más fuerte que nunca, ese deseo que me invitaba a conocer ese mundo de bellezas insospechadas por mí; traté de no pensar en eso pero cada vez que lo intentaba sentí que me era imposible.
Vi el Sol reflejado y cortado a la mitad por el horizonte, tenía una coloración rojo-anaranjadointenso y sin pensarlo más, avance lentamente a la cabina de mando a la barandilla del Yate; sentí que era un nacer dentro de mí y me arroje........................
II
Epílogo
Las aguas quedaron tranquilas, solo un ondulante movimiento del agua era percato de vida en aquella soledad inmensa.
El Yate fue a la deriva lentamente, dirigiéndose al Sol que ya se extinguía entre las aguas...........
Fin
Sergio Alejandro



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