viernes, 13 de noviembre de 2009

La llamada de un Espejo


La llamada de un Espejo
Capítulo I
A lo lejos se divisaba la Cordillera de montañas que se miraban imponentes aun a tan gran distancia. Un pequeño caserío parecía que se encontraba a sus pies aunque estaba bastante alejado de su base................de ese lugar, de los más recóndito de la montaña, ahí donde la luz del amanecer no llega ni siquiera a tocar, ni tan siquiera a acercarse, sentía el llamado inminente de una persona que era yo mismo, ese llamado que era tan frecuente parecía succionar mis pensamientos y que llegaba a quitarme la concentración que tenía por completo.
Sabía que ese ser, que era mi coexistencia tenía rasgos femeninos más no sabía el porque de esa comunicación, supuse que tal vez nuestros cuerpos y almas estaban ligados uno a la par del otro. Traté una vez y no con que resultados, hacer un retrato de ella guiándome por las sensaciones que a mi ser llegaban continuamente. Sentía el deseo de dirigirme a aquel lugar que me llamaba, más una inmensa pradera me separa de el.
Capítulo II
Siempre mantenía la mirada perdida en la cima de la montaña rumbo al horizonte y me percataba de que el cielo estaba claro. Cada día por la mañana, la fresca ladera era observable desde mi balcón y al paso de las horas, iba desapareciendo detrás de una tenue brisa color aire. Así, como el día comenzaba, comenzaban también mis labores, pero de vez en cuando eran interrumpidas por un misterioso llamado que acudía a mi mente con frecuencia.
¿Cómo siempre, mi objetividad era insatisfactoria para poder entender ese llamado o ese presentimiento tan extraño que ocurría a mi, libre y sin reparos. Más de una vez me puse a conversar con ese yo tan ligado a mi; platicamos no se que tantas cosas sin importancia, solo y de vez en cuando me daba cuenta de sus mentiras tan verdaderas que me decía y ella se percataba de las verdades tan mentirosas que brotaban de mis pensamientos; era un algo así, como darnos cuenta de nuestros errores y seguir con ellos sin cambiar pues nunca llegaban a estorbar nuestras conversaciones. Era el puente mejor construido entre lo dos más grandes abismos, entre los dos más grandes errores.
Capítulo III
Llego el día en que me tenía que decidir entre descubrir el misterio o seguir con la misma incertidumbre y armado con un poco de valor me decidí por la primera.
Muy temprano por la mañana tome rumbo a la montaña sin que importara la distancia que existía para llegar a ella. La montaña se vía como un punto en el horizonte que a veces se perdía entre la brisa matinal. El camino era pesado y por momentos sentía desfallecer y pensaba que todo era una tontería de mi imaginación, pero cada vez que sentía el deseo de regresar, esa voz misteriosa que me transmitía sensaciones de mi mismo, aparecía y me hacía recobrar el ánimo para proseguir.
Caminé, caminé como tal ves nunca en mi vida lo había hecho y la montaña que era como un punto lejano en el horizonte, empezó a aparecer ante mi como lo que era: un mounstro de piedra y granito, un refugio, un hogar de mi mismo.
A medida que me acercaba a la montaña, ya se podía distinguir en ella un poco de verdor con mucho de roca dura. El sol me ayudaba porque alumbraba mi camino y podía saber por donde me dirigía pero al mismo tiempo me impedía el paso porque a cada momento sus rayos empezaban a calcinarme por dentro; sentí el deseo inminente de gritar y así lo hice.
Que vació a mi alrededor, que soledad; solo el pequeño caserío que se encontraba a las faldas de la montaña era signo de que existía vida humana por aquellos rumbos, aunque siempre fui acompañado de mosquitos y lagartijas que eran para mi como una especie de confidentes los cuales por más tonterías que escucharan nunca llegarían a reírse de ellas, como acostumbran hacerlo la mayoría de las personas.
El calor era cada vez más fuerte y ya comenzaba a debilitarme cuando mi compañera (tal ves, sabiendo lo que estaba padeciendo) hizo que la montaña me prodigara su sombra ocultándome con su poderoso cuerpo de los rayos solares.
Sabía que ella me estaba esperando.............
Capítulo V
Llegué a la falda de la montaña y sentí su presencia cerca de mí, giré la vista hacía atrás logrando apenas la gran urbe de donde horas antes haLbía salido y tuve una sensación de impotencia, como si ya nunca fuese a regresar a ese lugar.
Poco a poco y lentamente fui escalando la montaña, la cual a estas alturas era enorme y empecé a buscar a mi tan anhelada persona. Ya estaba oscureciendo y decidí mejor mejor hacer un campamento y dormitar tranquilamente para reponer fuerzas y poder seguir la búsqueda al día siguiente.
No se cuantas horas tenía durmiendo cuando de pronto llegó un sueño a mi cabeza, el cual era más o menos el siguiente:
----"Me encontraba yo delante de un gran espejo, viendo mi propia imagen y sintiendo que había algo detrás de el; quería penetrar en ese misterio y me acerque, más no pude traspasar ese cristal que de apariencia era frágil, traté de romperlo sin conseguirlo y empecé a sentir una desesperación que nunca antes había sentido; me estaba ahogando en ese cristal"----
Desperté con grandes gotas de sudor en mi frente y mis manos sentían un escalofrío que comenzó a invadir poco a poco todo mi cuerpo.
Capítulo VI
Amanecía y comencé la búsqueda, la montaña era inmensamente grande y no sabía donde empezar la búsqueda, más una voz interior me fue guiando a través de la montaña haciendo que me empezara a adentrar en lo más profundo de ella; fue tan intenso todo esto que de pronto no sabía en donde me encontraba.
Cuando se me aparecía un obstáculo, una piedra que no pudiera escalar por sus dimensiones por ejemplo, algo o alguien me guiaba por senderos no antes conocidos por hombre alguno. llegó el momento en que empecé a sentir mucho miedo, un gran miedo a lo desconocido.
Después de escalar una pronunciada colina, detrás de un gran risco, donde solo reinaba el silencio y donde los pájaros no cantaban me detuve, dí un ligero paso hacía adelante; quede paralizado y no sabiendo que hacer quise retroceder pero una voz ya conocida para mi me lo impidió:
----¡Alejandro -me detuvo la voz- estaba completamente segura que vendrías!
----¿Quién eres tú? Pregunté sin saber quien me estaba hablando
---- Soy Laura
---- No te conozco, ni tan siquiera te puedo ver
---- No lo puedes hacer porque yo estoy en una dimensión diferente a la tuya.
---- Pero, ¿qué es lo que quieres de mí?
---- Eso es algo un poco difícil de explicar y no será fácil hacerlo
En esos momentos una luz cegadora apareció ante mi y a unos pocos pasos de donde me encontraba apareció un espejo, más o menos del tamaño de una puerta y parecía muy frágil. Eso me hizo recordar mis sueños; en el espejo no podía ver mi imagen y solo podía ver la imagen de una bellicima mujer la cual se encontraba dentro.
---- Ven, acercate a mí, inquirió ella.
Temía no obedecer pues su mirada era imperativa y me acerque con pasos lentos, muy lentos, pero ella parecía no tener prisa y solo me miraba. llegue ante el espejo y puse mi mano en el, más no sentí nada y ella que parecía estar haciendo un rito, puso sus manos a la altura de las mías. En ese momento sentí que el mundo giraba más de prisa y que yo adquiría una velocidad prodigiosa..............., cuando paso el aturdimiento todo parecía estar igual, excepto una cosa, la montaña solo me era visible desde el espejo y lentamente fui quitando mi mano de el.
Al poco tiempo ella, prosiguiendo con su rito, hizo lo mismo.
Capítulo VII
Sentí que estaba atrapado y comencé a desesperarme pues lentamente me estaba ahogando en ese lugar. Después de unos momentos sentí que se encontraba de mi lado toda la sabiduría del universo y la paz retorno inmediatamente en mí. En ese momento comprendí que me hayaba atrapado en una vida sin tiempo, miré a través del espejo y vi a Laura partir hacía la gran urbe de donde yo había salido.
Capítulo VIII
Epílogo
Ya tranquilo y sin saber el tiempo que a pasado porque me encuentro en un lugar donde el tiempo es inexistente y el aire es mi pasatiempo, empecé a hacer contacto con una muchacha de la gran urbe.
Fin
Sergio Alejandro

1 comentario:

  1. Me encanta la poesía Hay una perla en el fondo del mar... En realidad leí sólo esa, pero el estilo no puede variar mucho y es bastante buena.

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