domingo, 29 de noviembre de 2009

Frío y Temor

Frío y Temor

Capítulo I


Que frío esa haciendo, mi sangre se congela rápidamente; en esta inmensidad, presiento que alguien me mira, me vigila. No comprendo quién pueda ser, ni trataré de encontrar una respuesta, solo lo presiento.
Miré al Sol, pero aún así, el frío no dejaba de abrumarme en forma terrible. Sentí la sensación de asfixia como aquella vez, la del accidente en que quede atrapado dentro del carro y a punto de desfallecer.
No se si estaré loco, pero escucho claramente el movimiento de las olas y percibo en forma real el aroma inconfundible del mar. No se que sucede, incluso siento ese tan característico movimiento ondulatorio, ese vaivén que es típico de algún medio de transporte marino.
Todo a mi alrededor es obscuridad, un negro-miedo que flota en el ambiente, solo puedo comparar esa obscuridad con la inmensidad del infinito. Se claramente que tengo los ojos cerrados pero no se por qué los tengo así, no tengo sueño y se que no estoy durmiendo y si acaso esto es un sueño, se que pronto despertaré.
Sentí que una gota cayó en mis labios, es una gota salada, como si fuera de mar. ¡Oh Dios mio! de nuevo con estas ideas. ¿Qué acaso me encuentro en algún lugar irreconocible para mi? Tal vez, así sea.
Hace unos instantes, vi el Sol claramente, tan brillante y hermoso como siempre, pero ahora todo lo que alcanzo a distinguir es obscuridad y un frío terrible. ¿Qué hacer, alguien lo pudiese decir?...........Padre nuestro que estas en los..........No, no debo desesperarme, se que pronto terminará esta pesadilla........¡pero....no puedo moverme!, no puedo, me siento rígido y como si no percibiera ningún sentimiento; pareciera que me he convertido en un monstruo que no tuviese derecho a la vida......
Ahora escucho ruidos de seres humanos, parecen que hablan pero no puedo escuchar lo que dicen, al parecer una mujer esta llorando, pobrecita, debe de tener una pena muy grande para encontrarse en ese estado. Los ruidos se acercan a mi y..........y siento que alguien me levanta y me sostiene en lo alto, tengo una sensación de vacío dentro de mi, parecen que caminan, se vuelven a detener, la mujer llora con mayor fuerza, yo no se lo que esta sucediendo. De pronto, siento un cambio de presión, como si fuera arrojado de lo alto hacía el fondo de una cañada.


Capítulo II
(Epílogo)


Los hombres arrojaron el féretro al agua y este rápidamente se sumergió para ya no salir nunca más.


Fin


Sergio Alejandro

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