sábado, 21 de noviembre de 2009


Realidad Perenne

I


La gran cabellera recorría su cuerpo
fragantes de aromas y divinos sueños,
su cuerpo postrado, inerte y sereno
suplicaba clemencia al Rey de los Cielos:
__¡Señor, perdóname, devuelvelo!
.-.-.-.
El silencio en la estancia seguía existiendo
y aquel llanto sublime, afligido y cierto
se perdía en abismos de mar de concreto:
__¡Señor, no puedo más, piensa que lo quiero!
.-.-.-.
La distancia pasaba y el tiempo a lo lejos
divisaba un rostro robusto y risueño,
__¡Acerquenlo pronto, pronto corriendo
que Dios me perdona y no quiero perderlo,
que yo ya e sufrido el horrible tormento!
.-.-.-.
__¡Tomó mi mano, firme y resuelto
y pensé que salía de ese horrible tormento,
más me dejo sola, parada y con miedos, pero,
yo ya no caigo de rodillas, porque no puedo!
II

__¡No quiero verla y mucho menos
pensar que la quiero.
Prefiero dejarla, no sé, vacía por dentro
y olvidarla del todo y pisar su recuerdo,
no quiero volver a ser ese hombre,
un hombre desecho!
.-.-.-.
__¡Me dio mucho, me dio todo
más no puedo perdonarla.
Pero aún así, medió el calor de un solo beso,
y el aroma perfumado de su risa,
su último recodo de inocencia
lo dejo plasmado en mis adentros!
.-.-.-.
__¡Yo era un soñador, pero ya no sigo siendo,
pensaba en el mar, limpio y verdadero,
no sabía de la ignominia, el dolor y el celo,
pero me enseño todo, blanco y negro.
La quiero, pero no quiero pensar en ello
porque volvería a caer y resistirlo no puedo!
.-.-.-.
__¡La levanté,
porque no soporte verla postrada,
pero tomo mi camino y a ella un deseo:
Que sea feliz,
triunfe y todo eso.
Volteo a verla y veo que se marcha,
emigra como ave primorosa,
pero para mí,
es un punto de silencio que se aleja.
.-.-.-.
Fin
Sergio Alejandro

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